Cuenca
Cuenca
LA CIUDAD
Cuenca embruja, un encantamiento que deriva de la primaria complicidad entre ciudad y paisaje. Las profundas hoces que tallan los ríos Huécar y Júcar abrazan su cintura, imponiendo sentido y límite a la ciudad. Cuenca es paisaje hasta en su gastronomía, donde el monte está presente en sus platos típicos, la mayoría de caza. Cuenca es color y calor, esa extraordinaria fuerza plástica de la que habla un ilustre forastero transformado en vecino, el pintor Antonio Saura. Hechizo suficiente para que otros pintores como Zóbel, Torner, Rueda, Sempere y el propio Saura hicieran de Cuenca su lugar de preferencia; el punto idóneo para dar vida, en las famosas Casas Colgadas, al Museo de Arte Abstracto Español.
IMPRESCINDIBLE
La ciudad de Cuenca ofrece un paseo relajado que nos permitirá disfrutar de sus encantos. Descubre el casco histórico de Cuenca y que aún conserva la estructura de una ciudad medieval. Como punto de partida tomamos la Plaza Mayor de forma irregular, donde encontramos la Catedral de Santa Maria y San Julián, el convento de Las Petras y el Ayuntamiento, por cuyos arcos accedemos a la colorida calle de Alfonso VIII, una de las arterias principales del casco antiguo. Contigua a esta están las plazas de la Merced y Mangana, testigos del paso de las tres culturas (cristiana, árabe y judía) por la ciudad.
Continuamos nuestro recorrido hasta la Plaza de Ronda, dónde podremos observar los “rascacielos” del Barrio de San Martín y daremos de lleno con una de las antiguas puertas de la ciudad que da acceso al Puente de San Pablo. Es precisamente en este lugar donde debemos hacer una parada contemplativa y disfrutar del símbolo más representativo de la ciudad: sus Casas Colgadas; emblemático edificio gótico de arquitectura civil y que, hasta el siglo XVIII, fue sede del Consistorio de la ciudad. Hoy en día, dos de las casas albergan el Museo de Arte Abstracto Español, fundado por Fernando Zóbel y que reúne obras de importantes autores como Millares, Tàpies, Saura, Chillida, Torner, Mompó, Canogar, Feito y Guerrero, entre otros.
Finalmente, en la parte más alta de la ciudad, el Barrio del Castillo, encontramos los restos de la muralla y una de las entradas a la ciudad, donde antiguamente se situaba el castillo. Tras las murallas, espectaculares panorámicas de ambas hoces.
MUÉVETE
La extensión hasta Cuenca de la Línea de Alta Velocidad que enlaza Madrid con el Levante permite aproximar a la ciudad a las grandes vías de comunicación peninsulares. En tan solo 50 minutos desde la capital española, el tren te dejará en la nueva estación situada a 4 kilómetros de la urbe, y un servicio de bus urbano te llevará a la Plaza Mayor.
ALTERNATIVA
Ubicada entre montes y ríos, si lo que te gusta es el turismo activo y el deporte, Cuenca y su entorno te permiten practicar una amplia oferta de actividades para todas las edades: senderismo, escalada, piragüismo, descenso de cañones, paseos a caballo, bici, etc.
Los amantes del turismo rural encontrarán un lugar donde perderse por rutas verdes alternativas de enormes contrastes. En la provincia podrás distinguir tres grandes comarcas naturales: la Serranía, La Mancha y la Alcarria. En muchos de los pueblos conquenses pueden verse todavía interesantes construcciones, tanto populares como religiosas, además de conservar tradiciones de evidente valor etnográfico.
Las fiestas también ocupan un lugar destacado entre las tradiciones de Cuenca.
Algunas de ellas son puramente religiosas, mientras que otras son de orígenes tan remotos que te trasladan hasta las tradiciones paganas de los primeros pueblos íberos.
Destacan, por estar declaradas de Interés Turístico Internacional, la Semana Santa de Cuenca y La Semana de Música Religiosa. En la capital, a finales de agosto, se celebran las Fiestas Patronales en honor a San Julián, mientras que el 21 de septiembre se celebra San Mateo, con el plato fuerte de las vaquillas enmaromadas trotando por algunas calles de la ciudad antigua.
La noche conquense también esconde diversión. En la clásica zona de “La Calle” y en el Barrio de San Miguel, en el Casco Antiguo, podrás descubrir bares de copas para todos los gustos, con todo tipo de música y ambientes.
PARA SABOREAR
Descubre sus guisos tradicionales de caza y pesca, elaborados con todos los matices que ofrece la tierra conquense, donde se pueden encontrar excelentes quesos, mieles, ajos, aceites y buenos caldos: blancos, rosados y tintos. Pero, sin duda, los platos por excelencia de la cocina de Cuenca que no podrás dejar de probar son el morteruelo, el ajoarriero y el gazpacho pastor. El cordero preparado de diversas maneras no deja de ser un plato típico en sí, donde destacan los zarajos, tripas de cordero, limpias y adobadas, enrolladas en dos ramas de sarmiento. Se sirven normalmente como aperitivo, cortados en rodajas con un toque de limón.
En cuanto a los postres, déjate endulzar por el alajú, líder de la repostería conquense, hecho con miel, almendras o nueces y obleas.
NO TE VAYAS SIN
Perderse por cualquiera de las calles laberínticas de la parte baja de la ciudad, donde podremos encontrar rincones con encanto como son la calle de la Moneda y de los Tintes, junto al río Huécar, que enlaza con los paseos a orillas del Júcar desde el Puente de la Trinidad y el de San Antón. Al cruzar este último, descubrimos una joya escondida del rococó religioso: la iglesia de la Virgen de la Luz.
Otra forma de disfrutar de la ciudad sin alejarse del casco antiguo, es recorrer sus bares de tapas, que podrás encontrar, entre otros sitios, en la Calle San Francisco. También puedes realizar compras en la calle Carretería, eje comercial de la ciudad, donde encontrarás confiterías tradicionales donde poder degustar dulces típicos. Y en la Plaza Mayor y sus alrededores, encontrarás tiendas de artesanía y cerámica tradicional o con diseños actuales.