
Otro lugar emblemático del Jardín del Turia es el Palau de la Música, sede de la Orquesta de Valencia. Con su característica bóveda de cristal, bajo la que se esconde un frondoso invernadero, y las fuentes que lo bordean, es uno de los puntos más fotogénicos del recorrido.
Si viajas con niños debes hacer una parada obligatoria en el Parque Gulliver, con su gigantesca estatua del famoso viajero. Aquí pueden trepar por sus calzas, meterse en sus mangas o deslizarse por sus melenas… ¡y sobre todo dar rienda suelta a su imaginación!
Durante tu paseo por el Jardín del Turia atravesarás 18 puentes, que te recordarán que estás siguiendo el antiguo cauce de un río. Desde el Puente de la Trinidad, el más antiguo (siglo XV), al moderno Puente de l’Assut d’Or (conocido popularmente como “el jamonero”), uno de los tres puentes diseñados por Santiago Calatrava. Merece la pena subir a la superficie para admirar el colorido del Puente de las Flores o las gárgolas del Puente del Reino.
Cuando puedas ver en el horizonte la colosal estructura del Palau de les Arts, sabrás que te aproximas a la que es probablemente la atracción más espectacular del Jardín del Turia: la Ciutat de les Arts i les Ciències. El centro de ocio y cultura por excelecia de la ciudad.
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