
En este sótano de la plaza de El Salvador se expone, en varios soportes informativos, un discurso que bajo la premisa de “Ciudad de Aljibes, Fuentes y Pozos” nos introduce en el mundo del patrimonio hidráulico y de los sótanos de Toledo.
El convento de las Comendadoras de Santiago está situado actualmente en el extremo norte de lo que fue el monasterio de Santo Domingo el Real.Fue fundado a mediados del S. XIV sobre las casas que había donado Dª Inés García Meneses.
Poco a poco las antiguas dependencias fueron creciendo, siendo durante el S. XVI cuando se realizaron las grandes obras, fundamentalmente la iglesia y el claustro.
La Iglesia de San Sebastián se localiza en el denominado “Barrio de Curtidores”, dentro del cual se enmarcarían antiguamente construcciones defensivas como la puerta de Bab al- Dabbagin o “puerta de los Curtidores”. Se encuentra situado en la calle Carreras de San Sebastián, muy próximo a los Baños islámicos de Tenerías, inmueble también perteneciente a las rutas de patrimonio desconocido de Toledo.
En este espacio hay posibilidad de realización de actos o eventos de tipo cultural y gastronómico, tales como exposiciones, conciertos, actuaciones, catas… Con un aforo aproximado de unas 100 personas.
El Baño del Ángel es uno de los mejor conservados de los ocho baños que conserva Toledo. Mantiene el hipocausto o sala caliente mejor conservado de la ciudad.
En su visita podremos comprender el uso que entre los siglos X y XIII se hizo de él, contemplando sus alcobas y bañeras, y las lucernas para el paso de luz y regulación de la densidad del vapor y calor del baño.
“Thermae” son parte de los restos de unas termas romanas del siglo II D.C. de unos 2.300 metros cuadrados en las que los habitantes de la época acudían a bañarse, darse masajes, leer en la biblioteca o compartir un poco de tiempo de ocio. Son unas de las termas más importantes de la Hispania Romana.
Las galerías que ahora se pueden visitar fueron edificadas en los siglos I y II, formando parte de un gran balneario romano “imperial”, que funcionaba a modo de centro de ocio y recreo para los romanos y recibía agua que llegaba hasta las cisternas ubicadas en lo que hoy en día se conoce como “Cueva de Hércules” desde el acueducto, ya desaparecido, que cruzaba el desnivel creado por el río Tajo.
Es en enero de 2006 cuando el Consorcio de Toledo aborda la rehabilitación de este monumento. Situada junto a una de las puertas del recinto amurallado y conservado íntegramente, es uno de los monumentos más importantes de la arquitectura hispano-musulmana y mudéjar en España y la más importante muestra de arte islámico de Toledo.
Este valioso edificio milenario supone un ejemplo único de la pervivencia del arte de al-Ándalus: una mezquita o pequeño oratorio de época califal a la que dos siglos después, al ser transformada en iglesia se va a añadir un ábside siguiendo el estilo del edificio primitivo dando lugar al arte mudéjar, en perfecta combinación y simbiosis.
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