La histórica ciudad tarraconense, repleta de restos romanos y medievales, contempla desde su atalaya una nueva urbe de amplias calles y transitadas avenidas que conforman la nueva Tarragona. Piérdete por su parte más antigua donde se conservan los restos romanos que atestiguan su etapa de máximo esplendor, donde se siente el eco de las correrías del emperador Augusto en cada paso. Accede al complejo formado por el Circo y el Pretorio desde la Rambla Vella, a través de la muralla que precede a la Torre de las Monjas. El conjunto de bóvedas que allí se conservan es sin duda el espacio más evocador del conjunto. El final de este recorrido te llevará al Petrorio, que fue antaño sede administrativa, palacio real, cuartel militar, presidio y, en la actualidad, museo. Siguiendo la estela romana, a media ladera sobre la playa del Miracle y contra el horizonte turquesa del Mar Mediterráneo, se eleva el Anfiteatro. Si sigues por la calle Lleida, en la parte baja de la ciudad, verás asomar el Forum de la Colonia, que fue espacio público de la vida política por excelencia.
La Tarragona moderna, por su parte, te ofrece otra visión histórica de la urbe. Desde el siglo XVI hasta principios del XIX la ciudad se convierte en una plaza fuerte y se construyen los fortines avanzados de Sant Jordi y de la Reina María Estuardo, en la punta de la playa del Miracle. De esta época son las casas nobles de Canals, Montoliu y Castellarnau, con unos magníficos patios interiores. El actual edificio de la Casa Castellarnau data de principios del siglo XV y fue la residencia de algunas de las familias más influyentes de la ciudad. Podréis acercaros al legado modernista repartido por Tarragona a través de otro itinerario en el que seréis testigos de la estética que imperó en la ciudad: los lugares de ocio o de trabajo, las casas o los objetos de culto.